La lavanda es una planta perenne, aromática y resistente, con tallos leñosos de hasta 80 cm de altura, hojas estrechas de color verde grisáceo y flores púrpuras o lilas agrupadas en espigas. Originaria de la cuenca mediterránea, es apreciada por su intenso aroma relajante, sus propiedades medicinales (calmante, antiséptica, antiinflamatoria) y su uso en perfumería. Necesita sol y poca agua, y atrae insectos beneficiosos.

Características físicas

• Altura: Generalmente entre 50 y 80 cm, con algunos arbustos alcanzando hasta 1 metro.
• Tallo: Leñoso y ramificado, con ramas herbáceas.
• Hojas: Estrechas, alargadas, de color verde grisáceo y a menudo cubiertas de una pelusa aterciopelada.
• Flores: Pequeñas, de color púrpura, lila o azulado, dispuestas en espigas terminales. Algunas variedades pueden tener flores blancas o rosadas.
• Aroma: Intenso, fresco y relajante, con notas herbáceas y dulces.

Cuidados y cultivo

• Luz: Requiere pleno sol.
• Agua: No necesita riego frecuente; prefiere suelos bien drenados.
• Suelo: Se adapta a diversos suelos, incluyendo los arenosos y calcáreos.
• Fertilización: No necesita mucho abono; un exceso puede favorecer el crecimiento de hojas en detrimento del aroma.
• Resistencia: Es resistente al frío extremo (-20 a -30 grados) y al calor, y no requiere pesticidas.

Usos y propiedades

• Perfumería y cosmética: Su aceite esencial es muy valorado en perfumería y se utiliza en productos de cuidado personal.
• Medicina natural: Se le atribuyen propiedades calmantes, sedantes y ansiolíticas, que ayudan a reducir el estrés y mejorar el sueño.
• Salud física: Posee efectos antisépticos, antiinflamatorios y cicatrizantes. Se puede usar en casos de quemaduras, heridas y picaduras, así como para aliviar dolores musculares o de cabeza.
• Jardinería: Es una planta ornamental y un repelente natural de insectos que atrae a polinizadores beneficiosos como abejas y mariposas.